El día 12.7.11 que Dios nos llevó a la Comunidad Apóstoles de María Reina de la Paz en Pachacamac (CAMRP), fue el comienzo de un proceso de cambio profundo en nuestra vida…Nuestra Conversión Espiritual. Todo por pura misericordia de Dios. Allá fuimos movidos por una pequeña fe buscando no un milagro, sino consuelo a nuestra desesperación de que Marcela no tenía más tratamiento oncológico y que su corazón estaba muy dañado por la quimioterapia. Pero El, nos regaló el inicio de nuestra sanación interior.
En la comunidad, nos sorprendió el fervor y la devoción de la gente. Las muy sentidas manifestaciones de agradecimiento y alabanza a Dios de todos y principalmente de Leti y los miembros de la Comunidad encendieron una pequeña luz de esperanza en nuestros corazones.
El 13.7, en la misa de la sanación de Marcela con el Padre Teófilo, lloramos mucho al sentir el gran amor y misericordia de Dios en nosotros porque nos sentíamos indignos de Él. Las muestras de cariño sincero y de felicitación de la gente hacia nosotros fueron muchas y nos invitaban como mucha fe a que confiemos en Dios. En los 2 días en Pachacamac, llegaron a nuestros oídos todas las palabras que nos invitaron con fuerza para la conversión de vida: Dios está vivo; Jesús, Padre, Hijo, Espíritu Santo, Virgen María, confianza, salto en fe, misericordia, perdón, mandamientos, arrepentimiento, sacramentos, reconciliación, eucaristía, agradecimiento, oración, santo rosario, alabanza, bendiciones, gracias, salvación, vida eterna… y oímos también las que alejan de Dios y contra las que hay que luchar para caminar en gracia de Dios: pecado, maligno, tentaciones, Satanás existe…
Empezamos a frecuentar la Comunidad y a recibir mucha formación espiritual, no sólo de palabra, sino con el ejemplo de vida, de todos y cada uno de los miembros, de los invitados y de toda la gente que la visita.
Desde entonces, nos abandonamos en Jesús pidiéndole con muchas ganas que cambie nuestras vidas; nos confesamos después de mucho tiempo con gran arrepentimiento por las ofensas al Señor; aprendimos a rezar el Rosario; empezamos a confiar en Dios; a encomendarnos a la Virgen; a pedir la Gracia del Espíritu Santo; a luchar contra las tentaciones del maligno, a ir a misa y recibir la Santa Hostia; …en definitiva ¡decidimos seguir a Cristo!, a empezar a conocer nuestro interior y dar los primeros pasos para cambiar de vida poniendo en el centro de ellas a Jesús Nuestro Señor. Al empezar a apartarnos de la oscuridad, las tentaciones empezaron a hacerse cada vez más fuertes y la lucha contra el maligno muy difícil, sin embargo, confiando en el Señor, con Su Gracia y protección de la Virgen María, nos es posible ganar las batallas diarias y avanzar poquito a poco en nuestro proceso de conversión y crecimiento espiritual. Las gracias que vamos recibiendo de Dios animan nuestro espíritu y nos van sanando interiormente, liberándonos de nuestras cadenas, de nuestros vicios, de nuestras preocupaciones.
Son increíbles las cosas buenas que Dios hace en las personas que deciden seguirlo. Anímate!!!
Bendito y alabado seas querido Jesús!!!
Marcela y José Carlos Talledo
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