Oraciones de la Noche

Oración al acostarse
Gracias por que al fin del día podemos agradecerte,
los méritos de tu muerte, el Pan de la Eucaristía
y la plenitud de la alegría de haber vivido tu alianza;
la fe, el amor, la esperanza y esta bondad de tu empeño
de convertir nuestro sueño en una humilde alabanza.

Cántico de la noche
La noche no interrumpe tu historia con el hombre
La noche es tiempo de salvación.

De noche descendía tu escalera misteriosa
hasta la misma piedra donde Jacob dormía
la noche es tiempo de salvación.

De noche celebrabas la pascual con tu pueblo
mientras en las tinieblas volaba el exterminio
la noche es tiempo de salvación.

Abraham contaba tribus de estrellas cada noche
de noche prolongabas la voz de tu promesa
la noche es tiempo de salvación.

De noche, por tres veces, oyó Samuel su nombre,
de noche eran los sueños tu lengua más profunda
la noche es tiempo de salvación.

De noche en un pesebre, nació tu Hijo
de noche lo anunciaron tu ángel y tu estrella
la noche es tiempo de salvación.

La noche fue testigo de Cristo en el sepulcro
la noche vio la gloria de su Resurrección
la noche es tiempo de salvación.

De noche esperaremos tu vuelta repentina
y encontrarás a punto la luz de nuestra lámpara
la noche es tiempo de salvación.

Gloria al Padre, gloria al Hijo y gloria al Espíritu Santo.
Como era en el principio ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén.

Jaculatorias o brevísimas oraciones

¡Jesús, María y José, les doy el corazón y el alma mía!
¡Señor, Tu lo sabes todo, Tu sabes que te amo!
¡Dulce corazón de Jesús, sé mi salvación!
¡Dulce corazón de María, sé mi amor!
¡Aparta Señor de mí, lo que me aparta de ti!
¡Jesús, María y José, ¡que esté siempre con los tres!
¡Señor, si quieres, puedes limpiarme!
¡Señor, que yo vea!
¡Madre mía, hazme instrumento eficaz del Señor!
¡Madre Santísima, átame a la Cruz de tu Hijo!
¡Señor Jesucristo, Hijo del Dios vivo, ten piedad de mí que soy un pecador!
¡Te adoro con devoción Dios escondido!

Examen de conciencia

Al acostarte, siempre debes rezar y hacer tu examen de conciencia. Este examen  dura unos dos o tres minutos; te sirve para conocerte mejor y para saber cómo tienes que luchar en la vida cristiana. Puedes empezar haciendo la señal de la Cruz y poniéndote en la presencia de Dios:

Por la señal (+) de la Santa Cruz, de nuestros (+) enemigos, líbranos Señor (+) Dios nuestro. En el nombre del Padre (+) del Hijo (+) y del Espíritu (+) Santo. Amen.

Invoca a tu Ángel de la guarda, pidiéndole que te haga ver los que has hecho el bien, lo que has hecho algún mal y lo que pudiste haber hecho mejor. Examínate con sinceridad, haciéndote estas u otras preguntas.

¿Me he acordado con frecuencia de que Dios es mi Padre? ¿He sido responsable y he ocupado bien mi tiempo? ¿He rezado con pausa y atención?
¿He ofendido a Dios con algún pecado?
¿He procurado hacer la vida más agradable a los demás? ¿He criticado sin motivo a alguien? ¿He perdonado? ¿He rezado y ofrecido sacrificios por la Iglesia, por el Papa y por todos aquellos que el Señor ha puesto cerca de mí?
¿Me he dejado llevar por la soberbia, la cólera o por la sensualidad?
¿He ayudado a mi prójimo en sus necesidades y me he preocupado por acercarlos a Dios?
¿He rezado mis oraciones habituales a la Virgen, como el Ángelus o el Rosario, sabiendo que ella siempre está conmigo?
¿Qué propósito concreto quisiera Dios que haga para mañana?

Acto de contrición
¡Señor mío, Jesucristo! Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío, por ser quien eres, bondad infinita y porque te amo por sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón el haberte ofendido, me pesa también por que puedes castigarme con las penas del infierno. Ayudado de tu divina gracia, propongo firmemente no volver a pecar, confesarme bien, enmendarme y cumplir la penitencia que me fuera impuesta. Amén.

Hacer un propósito para el día siguiente:

Alejarme de ciertas tentaciones.
Evitar algunas fallas concretas.
Esforzarme por practicar alguna virtud.
Aprovechar las ocasiones que se me presenten para ser mejor.

Luego puedes rezar tres Ave Marías, a la virgen Santísima, pidiéndole la virtud de la pureza para ti y tus seres queridos. Después puedes hacer alguna oración al Señor dándole gracias por el día, por sus beneficios y para pedir su protección. Esto ayudará a que duermas tranquilo, poniendo todas tus cosas en orden y tu vida en las manos de Dios.

Oración al Ángel de la Guarda
Ángel de la Guarda, dulce compañía, no me desampares ni de noche ni de día, no me dejes solo que me perdería, hasta que me entregues en las manos de Jesús, José y María.
Con Dios me acuesto, con Dios me levanto y la Virgen Santísima me cubre con su manto. Amén.

Ofrecimiento a la Virgen
¡Oh Señora mía, oh madre mía! Yo me ofrezco enteramente a ti, y en prueba de mi filial afecto te consagro en este día mis ojos, mis oídos, mi lengua y mi corazón; en una palabra, todo mi ser. Ya que soy todo tuyo ¡oh madre de bondad! Guárdame y defiéndeme como hijo tuyo. Amén.

Aceptación de la voluntad de Dios
¡Hágase, cúmplase, sea alabada y eternamente ensalzada la justicia y amabilísima voluntad de Dios, sobre todas las cosas! Amén.

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