Testimonio de la sanación de Marcela Bazán Mogollón – Lima, Perú

Al comienzo de este nuevo año, queridos amigos/as lectores, quiero compartir con ustedes este impresionante testimonio de sanación interior y física de una mujer valiente. A continuación su testimonio.

El 03 de julio del 2007 llegamos, toda la familia, a Los Ángeles USA con muchas ilusiones de una nueva vida en  “el primer mundo”. Neceamos a Dios varios meses antes para lograr la visa para el tan ansiado sueño americano…y Él nos llevó con trabajo, visa y mudanza para quedarnos y no volver al Perú.
Durante el primer semestre del 2008, estando en USA, asistí a controles ginecológicos y la “Dra. Colombiana” luego de examinar mi seno izquierdo, pues ya sentía un bultito y algo de dolor, me dijo que no era nada grave y que se trataba de una inflamación pasajera y que no requería de exámenes adicionales como mamografía pues aun no cumplía los 40 años.
El mes de Octubre del 2008; mi esposo recibe una llamada de Lima Perú ofreciéndole trabajo para regresar a la misma compañía y cargo que tenía antes del viaje a USA. Mi esposo agradeció y rechazó la propuesta.  Días después Dios arregló las cosas para traernos de vuelta al Perú. Las cosas cambiaron en el trabajo de mi esposo en Los Ángeles y  no nos veíamos como familia 5 años adelante ni a nuestros hijos viviendo bien en “el primer mundo”. .. así que decidimos regresar y aceptar la propuesta de volver al Perú y aterrizamos el 06 de diciembre del 2008 en Lima.
Desde nuestra llegada al Perú y durante los primeros meses del 2009 teníamos cierta duda si nuestra decisión de volver era la correcta y no teníamos claro por qué después de tanto necear a DIOS para ir a USA, estábamos de vuelta casi sin desearlo y no convencidos de nuestra decisión y nos preguntábamos por qué hemos vuelto?  La respuesta de DIOS llegó el jueves 29 de octubre del 2009 cuando el Dr. Mendoza me diagnostica cáncer de mama en grado 3B en una escala de 4 grados, al ver los resultados de la mamografía bilateral que por iniciativa propia decidí hacerme días antes. Mi tumor en el seno izquierdo tenía aproximadamente 5 cm y a decir del doctor,  tenía una edad de 6 a 8 años. Me indicó que “no podía operarse por el tamaño y que de inmediato debía iniciar el tratamiento con quimioterapia para reducirlo y poder operarlo”. Debido al alto grado del tumor, el tratamiento debía ser agresivo.
La primera sesión de quimioterapia, por indicaciones del Dr. Castro, fue el 04 de noviembre del 2009, siendo la primera de 7 cursos repartidos en 21 semanas. Las quimioterapias hicieron estragos en mi salud, la hemoglobina y las defensas  cayeron al punto que fueron necesarias 02 transfusiones de sangre para  terminar las 21 semanas y poder recuperar  mi cuerpo para la operación. Al término de las 21 sesiones el tumor se redujo a 3 cm aproximadamente y el 20 de abril del 2010 el Dr. Mendoza me operó y extrajo el tumor y 20 ganglios centinela. Todo iba bien pues la patología de los ganglios resultó negativa. Por su parte, el Dr. Castro encargado de las quimioterapias, había indicado que después de la operación, solamente debía tener 6 cursos de quimioterapia más. Sin embargo, ordenó una prueba FISH al tumor extraído, dando resultado positivo, por lo cual el tratamiento post operación ya no sería de sólo 06 quimioterapias sino también de 52 vacunas inmunológicas, 01 semanal durante un año.
El 26 de abril, tuve la primera neumonía y fui internada en la clínica, la cual fue tratada convenientemente y fui dada de alta 3 días después. Mi tratamiento de quimioterapias después de la operación y neumonía lo retomé e hice las 2 primeras sesiones los días 26 de mayo y 27 de junio las que serían las últimas quimioterapias de las 6 programadas.
De un momento a otro todo empezó a complicarse con mi salud. El miércoles 07 de julio me sentí muy mal con presión baja, dolor en pecho y espalda y falta de aire y mucha agitación en mi corazón. Al día siguiente entro por emergencia a la clínica y los doctores logran estabilizar mi corazón y vuelvo a mi casa. El día 09 de julio nuevamente me siento mal y me internan en la clínica con una segunda neumonía y deshidratación severa. Durante 03 días los médicos trataron de controlar mi corazón pues estaba con ritmo cardiaco superior a 140 pulsaciones por minuto. El Dr. Castro habló con mi esposo el día 10 por la tarde indicándole que mi corazón estaba dañado por la quimioterapia y que suspendía todo el tratamiento oncológico (para el cáncer), es decir, mi tratamiento quedó inconcluso faltaron 04 quimioterapias y las 52 semanas de vacunas. Qué dolor profundo y llanto incontenible de mi esposo. El domingo 11 de julio el Dr. Castro y mi esposo hablaron conmigo y me explicaron que no había más tratamiento para el cáncer porque mi  corazón estaba muy dañado. En ese momento sentí que había llegado el final y que el mundo se me venía encima. Quería escuchar de algún médico una opinión distinta, que algo se podía hacer. La pregunta fue y ahora qué hacemos, qué hago a quién recurro.
Aquel domingo Dios me envió la respuesta con la visita de Maricarmen, miembro de la Comunidad Apóstoles de María Reina de la Paz, quien nos invitó a Pachacamac para que participáramos en una jornada que no entendimos de qué se trataba con un padre Panameño para el día martes 13 de julio. Era la primera vez que veíamos a Maricarmen y no le preguntamos nada y se fue. Sólo nos quedó muy claro que se trataba de una comunidad católica. DIOS LA PUSO EN NUESTRO CAMINO.
El día 13, mi esposo me preguntó si me sentía bien para ir a Pachacamac a la jornada y le dije que sí. Fuimos porque el SEÑOR LO QUISO ASÍ;  sin ningún conocimiento y sin ninguna expectativa de nada; sin saber de qué se trataba el SEÑOR NOS LLEVÓ, pues nunca habíamos ido por ese lugar al cual llegamos preguntando a toda persona que encontrábamos en el camino.
Participamos todo el día en la jornada del padre panameño que escuchamos que se llamaba Teófilo. Recuerdo que habló muchas cosas lindas de Dios y del amor que Él tiene por nosotros sus hijos y también de su propia conversión hasta que se hizo sacerdote. La jornada terminó con una misa muy especial como nunca antes había visto, con mucha alabanza al Santísimo el cual fue paseado por toda la iglesia de banca en banca por el padre Wilson, quien asistió al padre Teófilo en la celebración. Dios preparaba algo especial para mí porque me sentí contenta y feliz de haber ido ese día. Algo de cansancio tuve pero nada serio. Al final Leticia, fundadora de la comunidad, se acercó y nos invitó para el día siguiente a una misa con el padre Teófilo “para un grupo pequeño”, ”algo más íntimo”, en un salón de la comunidad.
Al día siguiente, miércoles 14, llegamos con unas amigas un poquito tarde a la misa y no recuerdo mucho los detalles pues estábamos muy emocionados y ansiosos; por eso transcribo lo sucedido escrito por Leticia; “…el padre Teófilo nos regaló una prédica muy fuerte del poder de la Sangre de Cristo como medio de salvación”. “En la Santa Misa de este día, el padre Teófilo hizo pasar al frente del Santísimo a los esposos Marcela y José Carlos Talledo”. Recuerdo que el padre Teófilo dijo, que venga la Sra. enferma de cáncer. Yo pensé que se refería a otra persona, pero sólo estaba yo y todos me miraban  y me decían que me acercara. Luego pidió que se acerque mi esposo, y ambos nos arrodillamos frente al Santísimo.  El padre Teófilo con el Santísimo en sus manos lo puso en mi cabeza  y me llené de emoción. A continuación transcribo lo que Leticia escribió sobre lo ocurrido ese momento de la misa con el padre Teófilo “…recibió del Señor una palabra de conocimiento impresionante que le impulsó a pronunciar: “CON LA AUTORIDAD QUE EL SEÑOR ME HA DADO COMO SACERDOTE DE LA IGLESIA CATÓLICA; Y EN SU NOMBRE, TE DECLARO SANA”… En ese momento sentí en mi espalda como un fuerte apretón y en mi interior aliviada, descargada, avergonzada, pena, sorprendida por lo que me estaba pasando y no podía contener el llanto de gratitud al SEÑOR, pues sentía que no me lo merecía pero a la vez sentí que era un regalo de Dios… sentí Su Amor en mí. Mientras eso sucedía todos en la misa daban cánticos de alabanza al Señor. Al final de la misa todos me felicitaban y daban ánimo para que confiara en el Señor y que no dude, que tenga fe. El resto del día la pasé un poco cansada pero bien.
El jueves 15 y días siguientes mi corazón empeoró y fui internada nuevamente en una clínica donde los médicos no podían estabilizarme completamente, al punto que me trasladaron a otra clínica de emergencia. Fui recibida por el cardiólogo el Dr. Reyes quien dijo a mi esposo (nunca me lo contó esto hasta cuando estuve sana): “… el estado de su esposa es grave, tiene una insuficiencia cardiaca severa con el corazón funcionando alrededor del 30%; los términos basales de funcionamiento de un corazón sano están entre 55% y 80%. En mi experiencia no hay probabilidad de recuperación. Su corazón es como de una ancianita de más de 80 años.  Las probabilidades de supervivencia el primer año son de 20% y a 5 años del 50%...” Desesperado mi esposo llamó a Leticia y toda la comunidad empezó a orar por mi salud. Sé que por instrucciones de Leticia Maricarmen llamó a Panamá al padre Teófilo para preguntar qué hacer o por un consejo y sus palabras fueron “dile al esposo que confíe, que los doctores pueden decir lo que sea, y aunque todo parezca mal, la salud de ella está en manos de DIOS, la última palabra la tiene EL SEÑOR”. Más tarde ese mismo día, mi esposo habló con el mismo padre Teófilo y en resumen le repitió lo mismo “CONFÍA EN EL SEÑOR”.
En los siguientes  días me dieron de alta y estuve esperando “el milagro”. Ya no había tratamiento oncológico y mi corazón estaba muy delicado con un 35% de funcionamiento  y me sentía muy débil. Las pulsaciones por minuto estaban entre 90 y 100. A partir del alta, mi alimentación diaria se restringió a un volumen máximo de 1500 ml entre líquidos y sólidos juntando las 3 comidas diarias. Viviría además con una batería de pastillas que evitarían que el corazón se deteriore más y no se descontrole para que mi calidad de vida sea lo mejor posible.  Estas pastillas NO eran para curar mi corazón sino para evitar más su deterioro.
El mes de setiembre del 2010 el Dr. Mendoza, se mostró preocupado pues él creía que mi corazón sólo estaba “intoxicado” por la quimioterapia y que al cabo de 2 meses debería volver a la normalidad, pues es el tiempo que dura, en su experiencia, la desintoxicación; pero ya habían pasado 3 meses y la recuperación de mi corazón no sucedía. Era la esperanza del Dr. Mendoza  que al recuperarse mi corazón podría retomar y continuar con las quimioterapias.
En los meses siguientes a la visita del Padre Teófilo al Perú y la MISA DE SANACIÓN ESPECIAL QUE DIOS ME REGALÓ, sus palabras retumbaban en mi interior “CONFÍA EN EL SEÑOR”. Mi esposo y yo rezábamos el rosario casi a diario y pedíamos a Jesús que cumpla su promesa dada en las palabras del padre Teófilo. El tiempo pasaba y poco a poco mi confianza crecía más y me entregaba a ÉL. Me sentía cada vez mejor del corazón a pesar de que la máquina del Dr. Reyes decía lo contrario; mi corazón seguía funcionando al 35%. Y el cáncer cada vez menos ocupaba mis pensamientos. La verdadera sanación empezó en mi interior desde aquella misa. Mi vida espiritual empezó a cambiar mucho con la presencia del SEÑOR en mí y con mi oración, la de mi familia y los grupos de oración de la comunidad.  Los doctores indicaron que podría seguir el tratamiento con radioterapia la cual no me afectaría el corazón por la técnica moderna de aceleración lineal. El 20 de octubre del 2010 empecé la radioterapia y le encomendé a la Virgen que me cuide para que la radiación no queme mi piel, no se irrite, no se agriete, no tenga heridas y pueda terminar las 33 sesiones sin interrupciones. La Virgen intercedió por mí ante Dios y me concedió dicha gracia. Durante todas las radioterapias no sentí ninguna molestia ni ocurrió nada; el último día de radiación mi piel se ennegreció como muestra de que la radioterapia había hecho efecto en mí. ¡Bendito sea Dios!
Dios empieza a mostrar que cumple su promesa a fines de enero del 2011. Ese mes me hicieron todos los exámenes propios para determinar el estado del cáncer en mi cuerpo. La tomografía, la gammagrafía ósea, la mamografía, los marcadores tumorales y  densitometría  ósea, todas estas pruebas indicaron que DIOS ME HABÍA SANADO.  Esto fue confirmado el 25 de febrero del 2011 por el Dr. Mendoza.
Yo me sentía sana en mi cuerpo y en mi espíritu, pero faltaba saber la situación de mi corazón. El 15 de marzo 2011 fuimos con mi esposo al rutinario y mensual chequeo cardiológico. La máquina del Dr. Reyes, de inmediato confirmó que DIOS  CUMPLIÓ SU PROMESA en mí. El ecocardiograma indicó que mi corazón está SANO, en un nivel del 55% de funcionamiento. Bendito sea DIOS. El galeno mostró su sorpresa y me felicitó pues meses atrás no me daba mucha esperanza de vida. Y  textualmente dijo: “ya puedes hacer tu vida normal, puedes comer y tomar el líquido que quieras…y nos vemos en 3 meses”.

BENDITO Y ALABADO SEAS MI JESÚS SACRAMENTADO;  GRACIAS POR TU MISERICORDIA Y EL MILAGRO DE MI SANACIÓN ESPIRITUAL Y FÍSICA.

Marcela Bazán Mogollón
DNI 02794854

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