¿Cuál es la mejor receta para empezar bien tu oración?

¡Cristo, como luz, ilumina y guíame!
¡Cristo como escudo, excede y cúbreme!
Cristo conmigo, Cristo frente a mí,
Cristo tras de mí, Cristo en mí,
Cristo a mi derecha, Cristo a mi izquierda,
Cristo al descansar, Cristo al levantarme,
Cristo en el corazón de cada hombre que piense en mí,
Cristo en la boca de todos los que hablen de mí,
Cristo en cada ojo que me mira,
Cristo en cada oído que me escucha.
(San Patricio)

 ***
Nuestras acciones están, casi siempre, determinadas por la presencia de otras personas a nuestro alrededor. Hay cosas que no haríamos delante de algunos y cosas que, totalmente solos, no tenemos reparo en hacer. Imagínense, por ejemplo, que reciben la invitación del presidente de su país para visitar su casa. ¿Cómo se comportarían? Seguramente con la mayor educación posible. Al llegar a la sala, no me tiro en el sofá, sino que me siento con educación; en la mesa cuido de no hablar con la boca abierta, de usar adecuadamente los cubiertos, etc. Y ¿qué es lo que me mueve a comportarme así? La importancia de la persona que tengo delante. En cambio, si estoy en casa, tal vez no es necesaria tanta atención…
Nuestra oración es, justamente, una invitación de Dios para visitarle y hablar con Él. Es un momento en que dialogo con el Señor de todo el Universo que –¡oh, maravilla!– me llama su amigo. ¿Cómo me comporto delante de Dios?
Bueno… de acuerdo: no es tan sencillo como parece. Porque a Dios no lo vemos físicamente y en ocasiones es fácil distraerse con cualquier cosa. Sobre todo al inicio… ¡cuánto cuesta empezar bien la oración!
San Patricio nos da una pista para empezar bien nuestra oración: saber ver a Dios en todo. Y al inicio de cada momento de oración, es importante hacer lo que comúnmente se llama ponerse en la presencia de Dios. Saber que estoy delante de Dios; repetírmelo a la mente y al corazón. ¡Decírselo a Dios!: «Señor, vengo a tu presencia, ayúdame a darme cuenta de ello!». Darme cuenta de que REALMENTE Él me escucha y quiere hablarme. Sobrecogerme ante el misterio de su presencia y agradecerle que quiera venir a hablar conmigo.
Se puede hacer de modo espontáneo (personalmente lo recomiendo) con una oración hecha por mí. Pero si en un primer momento no sale, las oraciones hechas, como el himno de San Patricio de arriba, pueden ayudar. Así, poco a poco, lograremos ponernos delante de Dios… incluso en medio de ocupaciones muy variadas. El ejemplo de Juan Pablo II, que podía abstraerse en misas multitudinarias, es excepcional en este sentido. ¡No importa lo que hagas o en medio de quién estás: siempre puedes ponerte delante de Dios y elevar tu alma a Él!
Esto, a su vez, también nos ayudará a descubrir a Dios en todas las cosas, en cada momento de nuestra vida… y ¡maravillarnos! Como un enamorado, que ve a su amada en todo lo que vive y la extraña en cada momento. Así viviremos nosotros con Dios, sabiendo que, como rezaba el bueno de San Patricio, Él está presente a mi derecha, a mi izquierda, en cada persona que tengo delante. Y, de modo particular, en cada oración en la que voy a dialogar con Él
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Un sacerdote indio explica porqué practicar el Yoga o el Reiki tiene efectos perniciosos en un cristiano

Dice el sacerdote que el 80 por ciento de los cristianos que se han zambullido en el Yoga, el Reiki o la reencarnación, han perdido su fe.
El Padre James Manjackal M.S.F.S es un conocido sacerdote católico que da la vuelta al mundo predicando en retiros, dirigiendo convenciones y servicios de sanación, dirigiendo Escuelas de Evangelización e iniciando misiones entre los musulmanes en el Golfo de Arabia.

En 1989 fundó "Charis Bhavan", el renombrado centro carismático de retiros en Kerala, siendo su director y superior durante 6 años.

Siendo indio, del estado de Kerala, es un gran conocedor de las corrientes espirituales que nacen en Oriente, en especial el Yoga, la Nueva Era, el Reiki... y acaba de alertar en una conferencia que "Yoga y cristianismo son incompatibles".

Por su interés, ReL reproduce la conferencia íntegra:

Indio y sacerdote católico
«Como cristiano católico nacido en el seno de una familia católica tradicional en Kerala, en la India, pero habiendo vivido entre hindúes; y ahora como religioso, sacerdote católico y predicador carismático en 60 países de los cinco continentes, creo que tengo algo que decir sobre los efectos perniciosos que tiene el yoga en la vida y en la espiritualidad cristiana.

»Sé que hay un interés creciente por el yoga en todo el mundo, incluso entre los cristianos y que también ese interés se extiende a otras prácticas esotéricas y de la Nueva Era como el Reiki, la reencarnación, la acupresión, la acupuntura, la sanación pránica o pranoterapia, la reflexiología, etc. métodos sobre los que el Vaticano ha prevenido y avisado en su documento “Jesucristo, portador del agua de la vida”.

Confusión sobre el Yoga
»Para algunos el Yoga es un medio de relajación y de alivio de la tensión, para otros es un ejercicio que promueve la salud y el estar en forma y, para una minoría, es un medio para la curación de enfermedades.

»En la mente del católico medio, ya sea laico o del clero, hay mucha confusión pues el Yoga según se promueve entre los católicos no es exclusivamente ni una disciplina relacionada con la salud ni una disciplina espiritual sino que unas veces es una cosa, otras veces la otra, y frecuentemente una mezcla de las dos.

»Pero el hecho es que el Yoga es principalmente una disciplina espiritual y sé que incluso hay sacerdotes y hermanas en seminarios y noviciados que aconsejan el Yoga como una ayuda para la meditación y para la oración.

»Es triste que hoy en día, muchos católicos estén perdiendo la confianza en las grandes prácticas espirituales y místicas para la oración y la disciplina que recibieron de grandes santos como Ignacio de Loyola, Francisco de Asís, Francisco de Sales, Santa Teresa de Avila, etc. y ahora sigan a espiritualidades y místicas orientales que provienen del Hinduismo y del Budismo.

»A este respecto, un cristiano sincero debería informarse sobre la compatibilidad del Yoga con la espiritualidad cristiana y sobre la conveniencia de incorporar sus técnicas en la oración y en la meditación cristianas.

Yoga es una unión con una divinidad impersonal
»¿Qué es el Yoga? La palabra Yoga significa "unión", el objetivo del Yoga es unir el yo transitorio (temporal), "JIVA" con el (yo eterno) infinito "BRAHMAN", el concepto hindú de Dios. Este Dios no es un Dios personal, sino que es una sustancia impersonal espiritual que es uno con la naturaleza y el comos.

»Brahman es una sustancia impersonal y divina que “impregna, envuelve y subyacente en todo”. El Yoga tiene sus raíces en los Upanishads hindúes que son anteriores al año 1000 a.C., y dice sobre el Yoga que “une la luz dentro de ti con la luz de Brahman”.

»“Lo absoluto está en uno mismo” dicen los Upanishads Chandogya, “TAT TUAM ASI” o “ESO ERES TÚ”. Lo Divino habita dentro de cada uno a través de Su representante microcósmico - el yo individual- llamado Jiva.

»En el Bhagavad Gita, el señor Krishna describe el Jiva como “mi propia parte eterna”, y afirma que “la alegría del yoga le llega al yogi que es uno con Brahman”.

Las ocho vías del Yoga
En el año 150 a.C, el yogi Patanjali explicó las ocho vías que guían las prácticas del Yoga desde la ignorancia a la iluminación. Las ocho vías son como una escalera. Son:

- autocontrol (yama)
- práctica religiosa (niyama)
- posturas (asana)
- ejercicios de respiración (pranayama)
- control de los sentidos (pratyahara)
- concentración (dharana)
- contemplación profunda (dhyana)
- iluminación (samadhi).

»Aquí es interesante observar que las posturas y los ejercicios de respiración, que frecuentemente son considerados en occidente como todo el Yoga, son los pasos 3 y 4 hacia la unión con Brahman.

El Yoga es una disciplina espiritual
»El Yoga no es sólo un sistema elaborado de posturas y de ejercicios físicos, es una disciplina espiritual que pregona llevar el alma al samadhi, a la unión total con el ser divino. El samadhi es el estado en el que lo natural y lo divino se convierten en uno, el hombre y Dios llegan a ser uno sin ninguna diferencia. (Brad Scott: ¿Ejercicio o práctica religiosa? Yoga: Lo que el profesor nunca le enseñó en una clase de Hatha Yoga” en el Watchman Expositor Vol. 18, No. 2, 2001).

Cuando te citan la Biblia en clave panteísta
»Este enfoque del Yoga es radicalmente contrario al Cristianismo, en donde claramente hay una distinción entre Creador y criatura, entre Dios y hombre. En el Cristianismo, Dios es el “Otro” y nunca “el mismo”.

»Es triste que algunos promotores del Yoga, Reiki o de otras disciplinas o meditaciones distorsionen algunas citas de la Biblia al citarlas aisladas para corroborar sus argumentos tales como: “sois templo de Dios” “el agua viva fluye en ti”, “estaréis en Mi y Yo estaré en vosotros” “ya no soy yo quien vive, es Cristo quien vive en mi” etc. sin entender el contexto ni el significado de estas palabras de la Biblia.

»Hay gente que retrata a Jesús incluso como a un yogui como actualmente podemos ver en imágenes de Jesús en conventos, capillas y presbiterios – ¡Jesús está representado en posturas de meditación de yogui!”.

»Decir que Jesús es “un yogui” es denegar Su divinidad, santidad y perfección intrínseca e insinúa que Él tenía una naturaleza imperfecta sujeta a la ignorancia y a la ilusión (Maya), y que necesitó ser liberado de su condición humana mediante la práctica y la disciplina del yoga.

El Yoga es panteísta
»El yoga es incompatible con la espiritualidad cristiana porque es panteísta (al decir "Dios es todo y todo es Dios"), y sostiene que existe una realidad única y todo lo demás es ilusión o Maya. Si sólo existe una realidad y todo lo demás es ilusorio, no puede haber ninguna relación ni amor.

»El Centro de la fe Cristiana es la fe en la Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo, tres personas en un solo Dios, el modelo perfecto de relación amorosa.
El Cristianismo es todo sobre relaciones con Dios y entre los hombres. “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón con toda tu alma y toda tu mente. Este es el principal y el primer mandamiento. El segundo es semejante a éste: Amarás al prójimo como a ti mismo” (Mt 22: 37-39).

No hay distinción entre bien y mal
»En el Hinduísmo, el bien y el mal, lo mismo que el dolor y el placer son ilusorios (Maya) y por lo tanto irreales. Vivekananda, el icono más respetado del Hinduismo moderno, decía: “el bien y el mal son uno y lo mismo” (Vivekananda. “The yogas and other Works”, publicado por Ramakrishna Vivekananda Centre NY, 1953). En el Cristianismo, la cuestión controvertida del pecado como una ofensa contra la Santidad de Dios es inseparable para nuestra fe, porque el pecado es la razón por la que necesitamos un Salvador. La Encarnación, la Vida, la Pasión, la Muerte y la Resurrección de Jesús son para nosotros medios de salvación, es decir, para liberarnos del pecado y de sus consecuencias. No podemos ignorar esta diferencia fundamental a la hora de absorber en la Espiritualidad Cristiana al Yoga y a otras técnicas de meditación orientales.

Una práctica pagana
»En el mejor de los casos el Yoga es una práctica pagana y en el peor es una práctica oculta.
Esta es la religión del anticristo (el hombre que se hace Dios) y por primera vez en la historia está siendo practicada frenéticamente en el mundo occidental y en América.

»Es ridículo que maestros de Yoga lleven incluso una cruz o algún símbolo cristiano, engañan a la gente diciendo que el Yoga no tiene nada que ver con el Hinduismo y dicen que es sólo cuestión de aceptar a otras culturas. Otros han intentado enmascarar al Yoga con apelativos cristianos denominándole “Yoga Cristiano”.

»Esta no es una cuestión de aceptar la cultura de otro pueblo, es una cuestión de aceptar otra religión que es irrelevante para nuestra religión y de conceptos religiosos.

Extendido en Occidente
»Es una pena que el Yoga se haya expandido tan frenéticamente desde los jardines de infancia hasta todo tipo de instituciones de medicina, psicología etc. llamándose a si mismo ciencia cuando no lo es en absoluto; y se está vendiendo bajo la etiqueta de “terapia de relajación”, “auto-hipnosis”, “visualización creativa”,”centering”, etc.

»El Hatha Yoga, está ampliamente difundido en Europa y en América como método de relajación y como ejercicio no agotador, es uno de los seis sistemas reconocidos del Hinduismo ortodoxo, en su es origen religioso y místico, y es la forma más peligrosa de Yoga (Dave Hunt, “the seduction of Christianity” página 110).

»Recordad las palabras de San Pablo: “No os maravilléis, pues también Satanás se disfraza de ángel de luz” (II Cor 11: 14). Es cierto que mucha gente se ha sanado por medio del Yoga y de otras formas orientales de meditación y oración. Aquí es donde los cristianos deberían preguntarse a sí mismos si necesitan una sanación y beneficios materiales o a su Dios, Jesucristo en el que creen, y Quién es la fuente de todas las sanaciones y de la buena salud.

El deseo de ser Dios
»El deseo de llegar a ser Dios es el primer y el segundo pecado en la historia de la creación según está registrado cronológicamente en las Biblia: “Te decías en tu corazón: El cielo escalaré, encima de las estrellas de Dios levantaré mi trono; en el monte de la asamblea me sentaré, en lo último del norte. Subiré a las alturas de las nubes, seré igual que el altísimo” (Is 14: 13-14). La serpiente le dijo a la mujer: "¡No, no moriréis! Antes bien, Dios sabe que en el momento en que comáis se abrirán vuestros ojos y seréis como dioses conocedores del bien y del mal" (Gen 3: 4-5).

»La filosofía y la práctica del Yoga están basados en la creencia de que el hombre y Dios son uno. Se enseña a poner el énfasis en uno mismo en lugar de en el Único y Verdadero Dios. Se anima a los que participan a buscar las respuestas a los problemas y cuestiones de la vida en su mente y en su conciencia en vez de buscar soluciones en la Palabra de Dios a través del Espíritu Santo, como sucede en el cristianismo. Se deja a uno, sin lugar a duda, expuesto al engaño del enemigo de Dios que busca víctimas a las que pueda arrancar de Dios y de la Iglesia (IPed 5: 8).

Una Europa avergonzada de sí misma
»En los últimos ocho años, he predicado la palabra de Dios principalmente en los países europeos que en tiempos fueron la cuna del cristianismo, y de donde salieron evangelizadores y misioneros, mártires y santos.
¿Podemos llamar a Europa cristiana ahora? ¿No es cierto que Europa ha borrado de su vida todos sus valores y conceptos cristianos? ¿Por qué se avergüenza Europa de reconocer sus raíces cristianas? ¿Dónde están los valores morales y la ética que desde hace siglos se practicaban en Europa y que fueron llevados a otras civilizaciones y culturas a través de la proclamación valiente del Evangelio de Cristo? ¡Por sus frutos conoceréis el árbol!.

»Yo creo que estas dudas y confusiones, la apostasía e infidelidad, la frialdad religiosa y la indiferencia han llegado a Europa a partir de que fueron introducidos en Occidente la mística y las meditaciones orientales, las prácticas esotéricas y las de la Nueva Era.

Del yoga a lo demoníaco
»En mis retiros carismáticos, la mayoría de los participantes vienen con diferentes problemas morales, espirituales, físicos o psíquicos para ser liberados y sanados y para recibir una nueva vida mediante la fuerza del Espíritu Santo.

»Con toda la sinceridad de mi corazón, puedo decir que entre el 80% y el 90% de los participantes han estado en el Yoga, el Reiki, la reencarnación, etc. que son prácticas religiosas orientales. Allí han perdido la fe en Jesucristo y en la Iglesia.

»En Croacia, Bosnia, Alemania, Austria e Italia he tenido casos claros en los que individuos poseídos por el poder de la oscuridad gritaban “Yo soy Reiki”, “Yo soy el Sr. Yoga”. Ellos mismos se identificaban a estos conceptos como si fueran personas mientras yo dirigía una oración de sanación por ellos. Posteriormente tuve que hacer una oración de liberación sobre ellos para liberarles de la posesión del maligno.

¿No hay nada malo en el Yoga?
»Hay personas que dicen: “No hay nada de malo en la práctica de estos ejercicios, basta con no creer en la filosofía que hay detrás”. Sin embargo los promotores del Yoga, Reiki, etc, afirman claramente que la filosofía y la práctica son inseparables.

Un cristiano no puede aceptar el Yoga
»Por eso un cristiano no puede en ningún caso aceptar la filosofía y la práctica del yoga, ya que el Cristianismo y el Yoga son dos puntos de vista que se excluyen mutuamente. El Cristianismo ve al pecado como el principal problema del hombre, lo considera como un fracaso a la hora de ajustarse tanto a los estándares como al carácter de un Dios moralmente perfecto. El hombre está distanciado de Dios y necesita la reconciliación.

Cristo es la solución para el hombre
»La solución es Jesucristo “el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo” . Por la muerte de Jesús en la cruz, Dios ha reconciliado consigo al mundo. Ahora llama a los hombres a recibir en libertad todos los frutos de su salvación sólo a través de la fe en Cristo.

»A diferencia del Yoga, el Cristianismo ve la redención como un regalo gratuito que sólo puede ser recibido y nunca ganado o alcanzado a través del propio esfuerzo o con obras.

»Lo que se necesita hoy en Europa y en muchos sitios es la proclamación enérgica del mensaje de Cristo que viene de la Biblia y que es interpretado por la Iglesia para evitar dudas y confusiones que se difunden en Occidente entre muchos cristianos, y llevarles al Camino, la Verdad y la Vida: Jesucristo. Sólo la verdad puede hacernos libres».
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¿Cómo mejorar tu oración con un cambio de vocabulario?

Te habrá sucedido que asumes un compromiso y luego no tienes ganas de hacerlo. Tu actitud: "tengo que hacerlo porque no me queda más remedio", pero vas de mala gana.
actitud positiva

A mí se me acaban las fuerzas por la noche. Hacia las 9.30 de la noche tengo mucho sueño y no puedo más. Desde que entré a la vida religiosa asumí el compromiso de hacer una hora de adoración a Cristo Eucaristía los jueves por la noche, además de la media hora de adoración eucarística que tenemos todas las noches en mi comunidad. Debo confesar que siempre me ha resultado un compromiso pesado. Me entra mucho sueño y a veces siento que la hora se vuelve eterna.
Tal vez algún día hayas sentido lo mismo con la misa dominical, o con tu meditación diaria, o con el rezo del rosario. Llega el domingo y: "¡Qué flojera ir a misa! Preferiría quedarme en la casa viendo un partido o una película y luego hacer un poco de deporte" Y vas a misa, porque todo cabe si te organizas, pero tu actitud no fue la mejor. Y seguramente tampoco la aprovechaste ni la disfrutaste igual de bien.
Cuando Jesucristo convocó a sus apóstoles en la última cena les dijo: "Cuánto he deseado celebrar esta pascua con vosotros" (Lc 22, 15) Su pascua era el sacrificio de su propia vida, la hora de su muerte. Y dijo: ¡cuánto he deseado este momento! Y sabemos que la oración en Getsemaní, en que pasó miedo y angustia y sudó gotas de sangre por el sufrimiento moral que llevaba dentro, fue algo terriblemente doloroso para Jesús. Lo que él deseaba era dar amor, salvarnos, hacer la Voluntad de su Padre, y eso lo quería con toda determinación.
quiero y me gusta
Una cosa es no tener ganas o no tener fuerza, otra cosa es no quererlo. En el fondo te gusta porque lo quieres. Entonces interviene el cambio de actitud y la fuerza de voluntad: poner amor, como lo hizo Jesucristo en la cruz.
"La oración no se reduce al brote espontáneo de un impulso interior: para orar es necesario querer orar." (Catecismo de la Iglesia Católica n. 2650)
No se trata de un lavado de cerebro personal, sino de poner delante de sí mismo las motivaciones por las cuales se hacen las cosas y adoptar una actitud positiva ante las responsabilidades.
Un cambio de vocabulario puede mejorar notablemente tu actitud. Lo he experimentado en carne propia a partir del momento en que los jueves por la tarde, al recordar que era jueves y tenía hora eucarística, comencé a decirme a mí mismo: "Qué bueno, hoy es jueves, esta noche quiero estar una hora adorando a Cristo Eucaristía". Ya no "tengo que" sino "quiero". Mi actitud fue muy diferente y comencé a disfrutarla y aprovecharla mucho más. Ahora se me hace corta y realmente espero que lleguen los jueves.
Esto vale para la oración como vale para las clases en la universidad, ir a recoger a los niños a la escuela, el trabajo, visitar a los abuelos... todo.
La actitud positiva es como la base del iceberg. Si haces las cosas de buenas las harás mejor.
Revisa tu vocabulario y está atento para usar el "quiero" en vez del "tengo que" en tu vida de oración y en todo; verás la diferencia.
P. Evaristo Sada LC
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San Patricio: el infatigable apóstol de las largas horas de oración

Vida


Sucat, éste era su nombre en celta, nació en la isla de Gran Bretaña hacia el 389. Era hijo de un diácono, oficial del ejército romano. A los 16 años fue tomado prisionero por algunos piratas que le condujeron a Irlanda y lo vendieron como esclavo. Se le destinó al pastoreo de rebaños. Allí pudo dedicarse a la oración e ir creciendo en su experiencia personal de Dios. Sin embargo, la condición de esclavo le parecía insoportable e intentó huir muchas veces sin éxito. Cuando por fin lo logró se embarcó hacia Francia, pero a causa de una tormenta tuvieron que desembarcar en un lugar deshabitado. Él y los tripulantes vagaron varios días sin encontrar seres humanos ni provisiones. Patricio les instó a confiar en Dios y no tardaron en encontrar comida. Cuando llegaron al primer pueblo, Patricio se dirigió al monasterio de Lerins donde pensaba permanecer. Sin embargo, tuvo una visión en la que escuchaba a los irlandeses que le invitaban a volver para predicarles a Cristo. Inició entonces una seria preparación intelectual que le llevó a Auxerre y a los principales monasterios de Italia.
En el 432 llegó a Irlanda. Sucedió al anterior obispo de la isla, Paladio y se dedicó a la labor de evangelización. La misión era difícil pues los irlandeses de aquel entonces vivían en pequeños clanes con jefes independientes. Por ello le pareció más eficaz dirigir su trabajo a los líderes de los clanes pues estaba convencido de que así podría llegar más fácilmente a las demás gentes. El éxito obtenido confirmó su certeza. También fundó varias abadías que alcanzaron gran crecimiento y esplendor y fueron la base de futuras ciudades. Llegó a convocar un sínodo cuyas actas se conservan hasta hoy.
Los grupos paganos presentes en la isla intentaron acabar con él en varias ocasiones, pero siempre escapaba milagrosamente. En una ocasión durante la vigilia del Sábado Santo, cuando encendió el fuego ritual, los magos y druidas se abalanzaron enseguida para apagarlo, pero no lo lograron. Uno de ellos exclamó: «El fuego de la religión de Patricio se extenderá a toda la isla». También tuvo que hacer frente a los clérigos y herejes de las islas vecinas que tenían envidia de su obra misionera y habían enviado cartas difamatorias a Roma criticándole por su falta de cultura y preparación. Patricio escribió una “Confesión” en la que admitía humildemente su escasa preparación, pero sosteniendo con firmeza que cuanto había realizado era la respuesta a la misión confiada por Dios y que los frutos conseguidos eran obra del Señor.
Murió en el 461, dejando sembrada la semilla de la fe en un país que aportaría un innumerable ejército de misioneros y sacerdotes a la Iglesia.

Aportación para la oración


San Patricio es particularmente conocido como el iniciador de una vida de apostolado en Irlanda. Pero tal vez pocos se dieron cuenta cómo supo unir a su actividad apostólica a una intensa vida contemplativa que alcanzó el vértice de la mística. De hecho, éste fue el secreto de su santidad: la unión íntima y frecuente, profunda y sencilla con Cristo.
Siempre estamos muy ocupados, pero eso no debe impedirnos buscarnos momentos para la oración. Por poner un ejemplo, se decía de Juan Pablo II que dedicaba por lo menos 3 horas al día sólo a orar… y eso que ocupaciones las tenía y a tope. ¿Por qué? Porque se daba cuenta que el tiempo dedicado a Dios nunca es tiempo perdido.
¡Pero no sólo hay que dedicarle un tiempo específico a la oración! En medio de nuestras actividades, en medio del frenesí de una actividad delirante y al borde, muchas veces, de la desesperación, Patricio nos enseña que el que está enamorado de Dios siempre eleva el corazón a Él. Y aunque no le mencionemos expresamente en cada cosa que hagamos, siempre podemos ofrecerle el inicio de nuestro trabajo, de nuestra tarea, de nuestro estudio… y eso nos hace ya, de esa manera, convertirlos en oración.
P. Juan Antonio Ruiz J., L.C.
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¿Te gustan los retos? Se requieren buenos motivos para hacer algo costoso

Conversando con un amigo me dijo con toda franqueza: No estoy convencido de la utilidad de la meditación diaria; por eso no la hago. Le pregunté: ¿Te parece que hagamos juntos una lista de los motivos por los cuales te convendría hacerla? Entre los dos fuimos poniendo las razones (aparecen en la lista de abajo). El recurso tuvo buen resultado; mi amigo hoy se esfuerza por hacer todos los días su meditación.
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Seguramente el 1 de enero hiciste tus propósitos para el año nuevo. Entre las resoluciones más comunes suelen estar el hacer ejercicio y bajar de peso. Probablemente algunos hicieron también el propósito de mejorar su comunicación con Dios a través de la meditación u oración personal diaria. Si no, tal vez quieran considerarlo.
Si aún no haces meditación, podrás comenzar con 10 minutos diarios. Si ya tienes el hábito de la oración personal diaria, podrías dar un paso adelante este año, concretando con tu director espiritual en qué va a consistir.
Te será muy provechoso si te preguntas antes a ti mismo: ¿por qué estoy tomando la resolución de mejorar mi comunicación con Dios a través de la oración personal diaria? ¿Por qué me parece importante? ¿Qué es lo que está en juego si la hago o si dejo de hacerla? Pónle palabras, conceptualiza los motivos.
Cada uno tiene los suyos. Por ejemplo:
- Porque quiero alcanzar la paz interior.
- Porque quiero ser feliz en esta vida y en la eterna.
- Porque quiero ser una persona profunda.
- Porque Jesucristo me enseñó con su palabra y con su ejemplo que debía orar, y yo quiero seguir sus consejos y ser como Él.
- Porque conozco mis limitaciones y miserias y necesito vigilar y orar para no caer en tentación.
- Porque soy débil y quiero tener fuerza espiritual para afrontar el sufrimiento y los retos de la vida.
- Porque amo a Dios y quiero ser mejor hijo suyo, mejor amigo de Jesús.
- Porque quiero conocer la voluntad de Dios para mí y confío en que me revelará su voluntad en la oración.
- Porque quiero consolar al Corazón de Jesús.
- Porque siento que Jesucristo me lo está pidiendo.
- Porque amo a la Virgen María y quiero estar a su lado y aprender de Ella.
- Porque quiero ser un buen apóstol, que vive lo que predica. Más testigo que maestro.
- Porque quiero conservar y aumentar mi vida de gracia.
- Porque...
¿Cuáles son tus razones?
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Escríbelas y luego repásalas de cuando en cuando para mantener la motivación alta, la visión clara y la dirección correcta.
Parecerá que este recurso es sólo o principalmente para los que apenas se están iniciando en la vida de oración. Pero diría que es particularmente útil para quienes tenemos ya el hábito de hacer media hora, una hora o más de oración personal diaria. Pienso en los sacerdotes, almas consagradas o laicos comprometidos.
"Tengo en contra tuya que has perdido el amor primero" (Apocalipsis 2,4) Puede sucedernos que perdamos la frescura en el amor, que caigamos en la rutina o incluso en el abandono de la vida de oración.
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Recordar nuestros motivos y decírselos cada día a Jesucristo, es algo no sólo conveniente, sino necesario, más en el caso de un alma consagrada a Dios.
Creo que a Jesucristo le gustará y a nosotros nos servirá que todos los días, al comenzar la oración, le digamos algo así, cada uno con sus propias palabras:
"Señor, estoy aquí porque te quiero.
Y porque te amo, quiero estar a tu lado durante este rato que tengo reservado sólo para ti.
Tú dijiste que "sólo una cosa era necesaria" (Lc 10,42) en la vida, refiriéndote a la oración.
Y me lo demostraste con tu ejemplo.
Quiero ser un hombre de oración, como Tú.
Tú me conoces, soy débil, tengo muchas miserias y limitaciones, necesito tu ayuda.
Vengo a este encuentro contigo para que me des un corazón que escucha (cf Sam 3,9-10).
Dime qué quieres de mí. Dame fuerzas para hacer siempre tu voluntad. Acompáñame en mi camino.
Quiero llenarme de ti para luego dar testimonio de tu amor.
Quiero cumplir mi misión y llegar al cielo.
Quiero consolarte, reparar por mis pecados y los de mi prójimo.
Recíbeme, permíteme permanecer este rato a tu lado,
como Juan recostado en tu pecho,
como la samaritana sedienta junto al pozo
o como María sentada en silencio a tus pies."
P. Evaristo Sada LC 
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¿Qué es lo que buscas en tu oración?


«Todo el edificio de las virtudes no se levanta más que para alcanzar la perfección de la oración; y si no llega a ese coronamiento que une y traba todas sus partes conjuntamente, no tendrá ninguna solidez ni duración. Sin las virtudes, es imposible adquirir esta pacífica y continua oración; y sin esta oración, las virtudes, que son el fundamento, no alcanzarán jamás su perfección» (Juan Casiano, Conferencia 9, 2).

***


¿Han leído ustedes El Principito de Antoine de Saint-Exupèry? Es uno de esos libros que logra decir cosas profundísimas en frases simples. Una fábula supuestamente para niños que los adultos nos admiramos de lo mucho que nos gusta al leerlo. Si alguien no lo ha leído, ya tiene un buen propósito para este nuevo año.
En uno de los pasajes, el Principito va visitando planetas, en los que encuentra seres de distintos modales y costumbres. Uno de ellos estaba habitado por un bebedor y al verle, el Principito entabló este curioso diálogo con él:

—¿Qué haces ahí? —preguntó al bebedor que estaba sentado en silencio ante un sinnúmero de botellas vacías y otras tantas botellas llenas.

—¡Bebo! —respondió el bebedor con tono lúgubre.

—¿Por qué bebes? —volvió a preguntar el principito.

—Para olvidar.

—¿Para olvidar qué? —inquirió el principito ya compadecido.

—Para olvidar que siento vergüenza —confesó el bebedor bajando la cabeza.

—¿Vergüenza de qué? —se informó el principito deseoso de ayudarle.

—¡Vergüenza de beber! —concluyó el bebedor, que se encerró nueva y definitivamente en el silencio.



A mí siempre me ha impactado este diálogo. No tanto por el drama de un hombre hundido en el alcohol, sino porque conozco a muchos hombres que pasan su existencia con la misma incerteza de ese personaje: sin saber qué quieren en su vida.


La oración no se escapa tampoco a este peligro, que es como un círculo vicioso: orar por orar, porque tenemos que hacerlo, porque si no voy a misa es pecado, porque si no rezo Dios me castiga, etc. Tomando pie del pasaje del Principito, podríamos calificar esta situación como «la oración borracha»: una oración sin sentido. Pero la oración es mucho más que eso. Muchísimo más.

Casiano traza, con una genialidad hermosa, que la oración es el eje sobre el que debe girar toda nuestra vida, pero no para encerrarnos en una espiral inútil, sino para lanzarnos cada vez más alto en nuestra vida. Es el trampolín que da impulso a los mecanismos interiores del alma para buscar perfeccionarnos y presentarnos de un modo más puro para Dios.
Para poner una imagen, lo podemos comparar con una carrera. Así, podríamos decir que:
1) La oración da el pistoletazo inicial a la carrera elevando nuestra alma a Dios;

2) Las virtudes la acompañan a lo largo del camino con estímulos y fuerza interior;

3) Del resultado de ambos, se nos da la felicidad plena, que es la victoria del premio (la santidad) y el abrazo con Dios.

Sí, la oración por sí sola quedaría incompleta. Y por eso Casiano apunta más allá y nos dice que la oración debe estar acompañada del ejercicio de las virtudes. Porque la oración auténtica le lleva a uno a bajar a la vida ordinaria todo lo contemplado y lo platicado con Dios. Si no, sería como una persona que se ve narcisísticamente en un espejo y alaba todo lo que Dios ha hecho en ella; o, incluso, alguien que ve con otra persona una buena solución a algo, pero no lo lleva a la práctica. Ambos casos serían ridículos y sin sentido. Y de la oración jamás puede salir algo así... pues es un contacto con un Dios que actúa siempre.


Oración y virtudes: los dos pilares que, según Casiano, sostienen toda nuestra vida y le dan sentido. Un sentido que logrará romper el círculo vicioso en nuestra relación con Dios, como el del pobre borracho del Principito. De esta manera, al final buscaremos orar y ser santos no para sentirnos bien con nosotros mismos, sino para demostrar más y mejor nuestro amor a Dios.
P. Juan Antonio Ruiz J., L.C. 
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Oración por la Unidad de los Cristianos 2012

“Todos seremos transformados por la victoria de Nuestro Señor Jesucristo” 1 Co 15,51-58

18 – 25 Enero. En cada iglesia, comunidad, institución, familia.


El material correspondiente a la SEMANADE ORACIÓN POR LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS para el año 2012, ha sido preparado por representantes de la Iglesia católica-romana, la Iglesia ortodoxa y las Iglesias vetero-católicas y protestantes, presentes en Polonia. El tema a resaltar es el poder transformador de la fe en Cristo.
¿Por qué este tema? Ellos explican que la primera razón deriva de la historia de Polonia, país que ha pasado por invasiones, opresión de poderes extranjeros, y a la vez el deseo de superar la esclavitud y lograr la libertad. Y así, donde hay victoria hay perdedores que no comparten la alegría y el triunfo de los ganadores. Esta particular historia de la nación polaca ha llevado al grupo ecuménico que ha preparado los materiales de este año a reflejar más profundamente lo que significa "ganar" y "perder", especialmente dada la forma en la que el lenguaje de la "victoria" se entiende frecuentemente en términos triunfalistas. Sin embargo, Cristo en su Pascua nos muestra una manera muy diferente de ganar y de perder.
Por otro lado la celebración en el 2012 del Campeonato Europeo de Fútbol en Polonia, será una “victoria nacional” porque millones de aficionados esperan ver a sus equipos jugando en Polonia. Este ejemplo puede llevarnos a considerar la situación de quienes no ganan, no sólo en el deporte sino también en sus vidas y comunidades: a quienes constantemente sufren derrotas y se les niega la victoria debido a diversas condiciones y circunstancias. La rivalidad es una característica permanente no sólo en el deporte, sino también en la vida política, empresarial, cultural, incluso eclesial.
Cuando los discípulos de Jesús discutían sobre "quién era el más importante" (Mc 9,34), generaba fuerte polémica. Pero la respuesta de Jesús fue muy simple: "si alguno quiere ser el primero, colóquese en último lugar y hágase servidor de todos" (Mc 9,35). Esto significa, servicio mutuo, sin ver diferencias, a ejemplo de Jesucristo. Esta "victoria" no es posible sin la transformación espiritual y la conversión. En esta oración y esfuerzo por la plena unidad visible de la Iglesia es como nosotros mismos, y aquellas tradiciones a las que nosotros pertenecemos, serán cambiadas, transformadas y conformadas a Cristo. Hay sitio para todos en el plan de salvación de Dios. A través de su muerte y resurrección, Cristo abarca a todos, independientemente de ganadores o perdedores, "para que todo el que cree en él tenga la vida eterna" (Jn 3,15).


Día primero: Transformados por Cristo servidor

El Hijo del hombre ha venido para servir (cf. Mc 10,45)
Textos: Mc 10,45; Za 9,9-10; Sal. 131; Rom 12,3-8; Mc 10,42-45

El  modelo de servicio a Dios y al prójimo es Cristo Jesús. La profecía de Zacarías sobre un rey victorioso y humilde se cumplió en Él, el Rey de la paz, viene a los suyos, a Jerusalén, la ciudad de la paz. No la conquista con engaño o violencia, sino por la dulzura y la humildad. El salmo 131 describe de manera breve pero elocuentemente el estado de paz espiritual que nace de la humildad. La imagen de la madre y el hijo significa la ternura y la confianza a la que es llamada toda la comunidad de creyentes.
El apóstol Pablo nos recuerda los diferentes dones que poseemos, de cómo en la diversidad

Oración
Dios todopoderoso y eterno, en el camino de servicio, tu Hijo nos conduce de la arrogancia de la desobediencia a la humildad del corazón. Dígnate unirnos unos a otros por tu Espíritu Santo, para que a través del servicio de nuestras hermanas y hermanos se pueda revelar tu verdadero rostro. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

Preguntas para la reflexión
1. ¿Cuáles son las ocasiones de servicio más amenazadas por el orgullo y la arrogancia?
2. ¿Qué hacer para que todos los ministerios cristianos se perciban como un servicio?
3. En nuestra sociedad, ¿qué pueden hacer los cristianos de diferentes tradiciones, mejor juntos que separados, para revelar a Cristo servidor?

Día SEGUNDO: Transformados por la espera paciente del Señor

¡Déjalo así por ahora! Es necesario que cumplamos lo que Dios ha dispuesto (Mt 3,15)
Textos: 1 Sam 1,1-20; Sal 40; Heb 11,32-34; Mt 3,13-17

La victoria está frecuentemente asociada con el triunfo inmediato. Sin embargo desde la perspectiva cristiana la victoria es un proceso de transformación a largo plazo donde la presencia de Dios se hace patente, y nos da una confianza paciente y una profunda esperanza en Él. Ana es ejemplo de ello al no poder quedar inicialmente embarazada; fue por la intervención Dios, que atendió la oración de Ana, que pudo concebir a Samuel. El salmista se hace eco de la espera paciente de Ana, en medio de otro tipo de lucha.
El autor de la Carta a los Hebreos recuerda la paciencia de personas como Abraham (6,15) y otros que han salido victoriosos por la fe y la confianza en Dios. Entender que Dios interviene y maneja los hilos de la historia humana evita la tentación de querer triunfar en términos humanos.
En el Evangelio, la voz del cielo en el bautismo de Jesús proclamándolo como “Hijo Amado”, y a la vez la resistencia y paciencia de Jesús ante el diablo.
No sucumbe a la tentación, más bien entra en la dinámica del Reino de Dios que lo conduce a la muerte en cruz y a la victoria definitiva.
Nuestro deseo de la unidad visible de la Iglesia requiere espera paciente y confiada. Nuestra oración por la unidad cristiana es como la oración de Ana y del salmista que supone confianza en Dios.

Oración
Dios fiel, tus palabras son verdaderas en todo tiempo. Haz que, como Jesús, tengamos paciencia y confianza en tu amor inquebrantable. Ilumínanos por tu Espíritu Santo para que no obstaculicemos la plenitud de tu justicia por nuestros juicios apresurados, sino que veamos más tu sabiduría y amor en todas las cosas. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén

Preguntas para la reflexión
1. ¿En qué situaciones de nuestra vida debemos tener una mayor confianza en las promesas de Dios?
2. ¿Qué aspectos de la vida de la Iglesia están particularmente expuestos a la tentación de actuar precipitadamente?
3. ¿En qué situaciones debemos esperar los cristianos, y cuando debemos actuar juntos?

Día TERCERO: Transformados por el Siervo doliente.

Cristo padeció por nosotros (cf. 1 Pe 2,21)
Textos: Is 53,3-11; Sal 22,12-24; 1 Pe 2,21-25; Lc 24,25-27

Dios puede cambiar los desastres y la tragedia en victoria. Él transforma todos nuestros sufrimientos y desgracias, en una resurrección que abarca a todo el mundo.
Cuando todo parecía perdido, entonces empieza la verdadera victoria.
La profecía de Isaías sobre el Siervo doliente se cumplió en Cristo. El Salmo 22 no habla sólo de Jesús, sino también para Jesús. El Salvador mismo oró este salmo en la Cruz: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?"
El apóstol Pedro, testigo privilegiado de la pasión de Cristo, nos da un ejemplo: estamos llamados a esta forma de sufrimiento por amor. Jesús no maldijo a Dios, sino que se remite al justo Juez. Sus heridas nos han curado y hecho regresar al único Pastor. Como para los discípulos de Emaús, Jesús nos acompaña constantemente en el difícil camino de la vida.
Los cristianos reconocemos el sufrimiento de Jesús hoy en la injusticia social y en las persecuciones. La Cruz nos lleva a la unidad. El sufrimiento de Cristo es fuente de misericordia y de solidaridad con toda la familia humana. Como afirma un teólogo contemporáneo: cuanto más nos acercamos a la Cruz de Cristo, más nos acercamos unos a otros. El testimonio que damos juntos los cristianos en situaciones de sufrimiento adquiere una gran credibilidad. Estos son los dones que esperamos recibir de su Espíritu en nuestro camino a la unidad.


Oración
Dios del consuelo, que has transformado la vergüenza de la Cruz en un signo de victoria. Concédenos que podamos estar unidos alrededor de la Cruz de tu Hijo y celebrar la misericordia que nos ofrece por su sufrimiento. Que el Espíritu Santo abra nuestros ojos y nuestros corazones, para que podamos ayudar a los que sufren a experimentar tu cercanía. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

Preguntas para la reflexión
1. ¿Cómo nuestra fe nos puede ayudar a dar una respuesta al sufrimiento de larga duración?
2. ¿Qué aspectos del sufrimiento humano son hoy ignorados o desapercibidos?
3. ¿Cómo pueden los cristianos testimoniar juntos el poder de la Cruz?

Día CUARTO: Transformados por la victoria del Señor sobre el mal

Vence al mal a fuerza de bien (Rm 12,21)
Textos: Ex 23,1-9; Sal 1; Rm 12,17-21; Mt 4,1-11

Jesús nos explica la palabra 'victoria': es la felicidad de compartir el amor de Dios, superando con Él todo lo que nos separa unos de otros. En Jesús podemos compartir una nueva vida que nos llama a luchar contra el mal con renovada confianza y encontrar la alegría en lo que es bueno.
Las palabras del antiguo Testamento advierten contra la participación en el mal y la injusticia.
El salmo 1 dice quien ama la ley del Señor es feliz y bendito. La palabra de Dios es guía segura en la adversidad y constituye el cumplimiento de la sabiduría humana. Quien la medita día y noche puede llevar una vida muy fructífera por el bien de los demás.
El Apóstol nos invita a vencer el mal con el bien.
Sólo el bien puede interrumpir la interminable espiral de odio y el deseo humano de venganza.
Pablo pide hacer todo lo posible para mantener la paz con los demás.
El Evangelio describe la lucha del Hijo de Dios contra Satanás, el mal. La victoria de Jesús se cumple en su obediencia al Padre, que lo lleva a la Cruz. La resurrección del Salvador confirma la bondad de Dios y el amor que supera a la muerte.
El Señor resucitado nos acompaña en las luchas contra la tentación y el pecado. Por nuestras divisiones no podemos ser lo suficientemente fuertes para luchar contra los males de nuestro tiempo. Al contrario, unidos en Cristo y regocijándonos en su ley de amor estamos llamados a compartir su misión de llevar esperanza a los lugares de la injusticia, del odio y de la desesperación.

Oración
Señor Jesucristo, te damos gracias por tu victoria sobre el mal y el odio. Te alabamos por tu sacrificio y por tu resurrección que ha vencido la muerte.
Ayúdanos en nuestra lucha cotidiana contra toda adversidad. Que el Espíritu Santo nos dé fuerza y sabiduría para que podamos superar el mal con el bien y la división con la reconciliación. Amén.

Preguntas para la reflexión
1. ¿Dónde vemos el mal en nuestras propias vidas?
2. ¿En qué forma puede nuestra fe en Cristo ayudarnos a superar el mal y al Maligno?
3. ¿Qué podemos aprender de las situaciones en nuestra comunidad donde la división ha dado paso a la reconciliación?

Día QUINTO: Transformados por la paz de Cristo resucitado

Se presentó Jesús en medio de ellos y dijo: "La paz esté con ustedes" (Jn 20,19)
Textos: Ml 4,5-6; Sal 133; Ef 2,14-20; Jn 20,19-23

Malaquías transmite la promesa de que Dios enviará a su elegido para instaurar la armonía y el respeto en todos los hogares, entre las naciones... El profeta llama la atención sobre el desamor en las relaciones entre los padres y los hijos. La restauración de esta unidad no es posible sin la ayuda de Dios: es el enviado de Dios el que realiza el milagro de transformar los corazones y las relaciones entre las personas.
El Salmo muestra la gran alegría que puede traer esa unidad entre las personas. El ser humano no fue creado para estar solo ni puede vivir en un ambiente hostil. La felicidad consiste en vivir en una comunidad humana con armonía, paz, confianza y comprensión.
La Carta hace eco al profeta Malaquías. Jesús trae la unidad, porque en su cuerpo ha destruido el muro de separación entre las personas. Jesús no rechaza, ni destruye, ni humilla a nadie; pone fin a toda alienación, transforma, sana y reúne a todos los seres humanos.
El Evangelio recuerda el don que el Señor ha dado a sus discípulos. La paz sea con vosotros, es el saludo de Cristo y también su don. Es una invitación a buscar la paz con Dios y establecer relaciones nuevas y duraderas en la familia humana y en la creación. Jesús ha vencido la muerte y el pecado.
Por el Espíritu Santo, el Señor invita a sus discípulos a entrar en su misión: llevar la paz, la curación y el perdón a todos. La paz y la unidad caracterizan esta transformación. Por esto, las Iglesias reciben estos dones y los realizan, como miembros de la única familia de Dios.

Oración
Dios del amor y de la misericordia, enséñanos la alegría que se tiene compartiendo tu paz. Llénanos de tu Espíritu Santo para que podamos derribar los muros de hostilidad que nos separan. Que Cristo resucitado nos ayude a superar toda división y nos una como miembros de tu familia. Te lo pedimos en el nombre de Jesucristo, por los siglos de los siglos. Amén.



Preguntas para la reflexión
1. ¿Cuáles son las formas de violencia de nuestra sociedad que podemos afrontar juntos como cristianos?
2. ¿Cómo experimentamos las ocultas hostilidades que afectan nuestras relaciones mutuas entre comunidades cristianas?
3. ¿Cómo podemos aprender a acogernos unos a otros como el mismo Cristo nos acoge?

Día SEXTO: Transformados por el amor inconmovible de Dios.

Nuestra fe es la que vence al mundo (1 Jn 5,4)
Textos: Ha 3,17-19; Sal 136,1-4.23-26; 1 Jn 5,1-6; Jn 15,9-17

En Habacuc, es la fe en Dios la que permite mantener viva la esperanza a pesar de todos los fracasos. Su lamentación se transforma en alegría por la fidelidad de Dios que da la fuerza frente a la desesperación.
El salmo confirma que la memoria de los hechos maravillosos de Dios en la historia de Israel es una prueba de su amor eterno.
La Epístola nos recuerda que el que ha nacido de Dios vence al mundo. No se trata de victorias medibles según criterios humanos. La victoria en Cristo implica un cambio de corazón, una percepción de la realidad terrena desde la óptica de la eternidad y una fe en la victoria definitiva sobre la muerte. Esta fuerza victoriosa es la fe en la que Dios es la fuente. Y su manifestación más perfecta es el amor.
En el Evangelio, Cristo da a sus discípulos la seguridad del amor de Dios, que encontrará su confirmación definitiva en la muerte del Salvador en la Cruz. Al mismo tiempo, les invita y llama a manifestar el amor de unos por otros. La relación de Jesús con sus discípulos se basa en el amor. No les trata simplemente como discípulos, sino que les llama sus amigos. El servicio a Cristo consiste en conformar su vida al único mandamiento del amor, que es el resultado de una convicción interior y de fe. En un espíritu de amor, incluso cuando el progreso en el camino hacia la plena unidad visible parece lento, no perdemos la esperanza. El amor inconmovible de Dios permitirá superar los obstáculos y las divisiones más profundas. Por esta razón nuestra fe es la que vence al mundo, asociada al poder transformador del amor de Dios.

Oración
Señor Jesucristo, Hijo de Dios vivo, por tu resurrección triunfaste sobre la muerte y te has convertido en el Señor de la vida. Sin mérito nuestro Tú nos has elegido para ser tus amigos. Haz que el Espíritu Santo nos una a ti y unos con otros en la amistad, para que te sirvamos fielmente en este mundo y seamos testigos de tu amor inquebrantable. Tú que vives y reinas con el Padre y el Espíritu Santo, por siglos de los siglos. Amén.

Preguntas para la reflexión
1. ¿Cómo debemos expresar el amor cristiano en contextos de diferentes religiones y filosofías?
2. ¿Qué debemos hacer para convertirnos en testigos más creíbles del amor inquebrantable de Dios en un mundo dividido?
3. ¿Cómo pueden los discípulos de Cristo apoyarse más visiblemente unos a otros en todo el mundo?

Día SÉPTIMO: Transformados por el buen pastor

Apacienta mis ovejas (Jn 21,19)
Textos: 1 Sm 2,1-10; Sal 23; Ef 6,10-20; Jn 21,15-19

Quienes deben superar el sufrimiento, necesitan el apoyo de lo alto, que proviene de la oración. La fuerza de Ana fue objeto del primer capítulo del libro de Samuel.
En el segundo se encuentra la oración de acción de gracias. Ana ha entendido que algunos hechos sólo suceden con la ayuda de Dios. Él ha querido que ella y su marido se convirtieran en padres, un ejemplo de la victoria.
En el Salmo el buen pastor guía su rebaño a través de los lugares oscuros, reconfortándolo con su presencia. Quienes ponen su confianza en el Señor no temen las tinieblas de la ruptura o de la desunión, porque su pastor les llevará a los verdes pastos de la verdad.
El apóstol Pablo nos exhorta a ser fuertes en el Señor, vistiendo la armadura espiritual: verdad, justicia, proclamación de la buena noticia, fe, salvación, palabra de Dios y oración.
El Señor exhorta a Pedro, y en él a cada discípulo, a descubrir el amor de Aquél que es único Pastor verdadero. ¡Apacienta mis ovejas! Significa: alimentarlas, protegerlas, cuidarlas, fortalecerlas, porque son mis ovejas y me pertenecen.
Por la gracia de Dios, el testigo de Cristo está obligado a actuar por la unidad. Tenemos la capacidad y los conocimientos para dar tal testimonio El buen Pastor, que por su vida, su enseñanza y su conducta fortalece a todos los que han confiado en su gracia y su apoyo, nos impulsa a cooperar incondicionalmente con él. Así, fortificados, podremos ayudarnos unos a otros en el camino de la unidad. Seamos fuertes en el Señor para poder extender a otros el testimonio de su amor.

Oración

Padre de todos: Tú nos has llamado a ser un solo rebaño en tu Hijo, Jesucristo. Él es el Buen Pastor que nos invita a descansar en verdes pastos, nos lleva a aguas tranquilas y restaura nuestras almas. Haz que siguiéndole, podamos ser signo para otros; para que todos vean en nosotros el amor de un solo verdadero pastor, nuestro Señor Jesucristo, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos, Amén.

Preguntas para la reflexión
1. ¿Cómo nos invita el buen Pastor a animar, fortificar y restaurar la confianza de aquellos que están perdidos?
2. ¿Cómo pueden los cristianos de diversas tradiciones esforzarse mutuamente para confesar y testimoniar a Jesucristo?
3. Para nosotros hoy, ¿qué puede significar la exhortación de San Pablo: "Revístanse las armas que les ofrece Dios"?

Día OCTAVO: Reunidos en el reino de Cristo

Al vencedor lo sentaré en mi trono, junto a mí (Ap 3,21)
Textos: 1 Cr 29,10-13; Sal 21,1-7; Ap 3,19b-22; Jn 12,23-26

Jesucristo es el primer nacido de entre los muertos. Se humilló a sí mismo y fue exaltado.
El salmo real de acción de gracias continúa esta idea. La tradición cristiana también le da un sentido mesiánico; Cristo es el verdadero Rey, presencia perfecta de Dios en medio de su pueblo. Esta imagen puede referirse también al pueblo. ¿No quiere Dios hacernos "coherederos con su Hijo y miembros de su familia real"?
En el Apocalipsis, las siete Iglesias locales constituyen un mensaje dirigido a la iglesia de todos los tiempos y lugares. Aquellos que acogieron a Cristo en sus hogares son invitados a compartir con él el banquete de la vida eterna. La promesa de sentarse sobre los tronos, anunciada previamente a los Doce, ahora se extiende a todos los que han obtenido la victoria.
Allí donde estoy yo, estará también mi servidor.
Podemos vincular el “Yo estoy” de Jesús al inefable nombre de Dios. El servidor de Jesús, estará donde el Señor está sentado: a la derecha del Padre para reinar.
Los cristianos somos conscientes que la unidad entre nosotros, aunque requiere esfuerzos humanos, es un don de Dios. Consiste en compartir la victoria de Cristo sobre el pecado, la muerte y el mal que es causa de división. Nuestra participación en la victoria de Cristo alcanzará su plenitud en los cielos. Debemos anunciar de manera creíble, a la gente de nuestro tiempo y de nuestra época, que la victoria de Cristo supera todo lo que nos impide compartir la plenitud de la vida con él y entre nosotros.

Oración
Dios todopoderoso que gobiernas todas las cosas, enséñanos a contemplar el misterio de tu gloria. Haz que aceptemos tus dones con humildad y respeto a la dignidad de cada persona. Que tu Espíritu Santo nos fortalezca ante los combates espirituales, para que nuestra unidad en Cristo nos haga reinar con él en la gloria. Te lo pedimos por el que se humilló y ha sido exaltado, y que vive contigo y el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.

Preguntas para la reflexión
1. ¿De qué manera la falsa humildad y el deseo de la gloria terrenal se manifiestan en nuestras vidas?
2. ¿Cómo expresamos juntos nuestra fe en el Reino de Cristo?
3. ¿Cómo vivimos abiertamente nuestra esperanza en la venida del Reino de Dios?

Cuando sufres y no entiendes nada

¿Por qué me sucede esto a mí? ¿Cómo lo permite Dios? ¿Qué hice para merecer este castigo? ¿Qué será de mi futuro? Son preguntas hirientes que brotan con frecuencia en medio del sufrimiento.
Con el salmista (Sal 30) gritamos: tristeza
"Piedad, Señor, que estoy en peligro:
se consumen de dolor mis ojos,
mi garganta y mis entrañas."
Le damos vueltas con la cabeza y no entendemos nada. Es simplemente incomprensible. Toda la sensibilidad se retuerce y a veces se rebela. No es para menos. "No lo entiendo, Señor, no tiene ningún sentido, no me entra en la cabeza."

"A ti, Señor, me acojo:
no quede yo nunca defraudado;
Tú, que eres justo, ponme a salvo,
inclina tu oído hacia mí;
ven aprisa a librarme,
sé la roca de mi refugio,
un baluarte donde me salve".

Las cosas no me cuadran

Lo que estás viviendo te parece que no encaja con el concepto del Dios bueno y justo del que has oído hablar tantas veces. Viene la tentación de la desesperanza y hasta la fe se ve amenazada.
Pero apenas puedes levantar la mirada, ves el universo: su belleza, el orden, la perfección, el detalle, la grandeza, la abundancia… y no es difícil concluir que lo hizo y lo conserva un Padre bueno que vela por sus hijos.
Ves tu vida: el mero hecho de existir cuando podrías no haber sido, tu capacidad de amar, tu familia, tu bautismo, tu educación, tus amigos… y tantas cosas buenas y bellas de tu persona y de tu historia. Aunque no es que todo sea perfecto, su belleza y gratuidad desvelan el rostro amable de un Dios que cobija a sus criaturas.

La Providencia Divina

Esa es la Providencia. No se puede probar con argumentos, hay que experimentarla. A veces se nubla u oscurece, más cuando se está en medio de la batalla; son momentos, sucesos o circunstancias particulares, pero cuando se ve en perspectiva todo adquiere sentido. Y a veces se requieren décadas para tener suficiente perspectiva. Es como estar perdido en medio de un laberinto y luego ser capaz de verlo desde lo alto y encontrarle sentido.

laberinto
La historia de José, hijo de Jacob, es elocuente: pasó una historia de odio, envidia, mentira, ingratitud, sensualidad… para que llegara a cumplirse el designio de Dios sobre su pueblo. Vale la pena recordarlo. Sus hermanos primero se burlaron de él, después le odiaron y le rechazaron, planearon su muerte, por fin lo arrojaron a un pozo, lo vendieron como esclavo a los primeros extranjeros, unos egipcios, que pasaron por ahí e informaron a su padre que había muerto. La esposa del faraón lo tentó, luego mintió y lo acusó injustamente. José acabó en la cárcel del faraón. ¿Podría haber imaginado lo que iba a suceder después? El caso es que Dios le concedió el cargo administrativo más alto en el reino; tuvo la oportunidad de perdonar a sus hermanos, de volver a abrazar a su padre, de ofrecer a su familia y a las familias de todos sus hermanos una nueva tierra, un nuevo pueblo, una nación donde salvar sus vidas en un momento de tremenda hambre y carestía. El pueblo de Israel creció y se consolidó en Egipto.

Incendios que dan vida

Hace unos meses me invitaron a dar un taller de oración en Calgary. Tuvimos el curso en un lugar montañoso con zonas inmensas de bosque. Mientras iba por carretera pasamos por un bosque amplísimo que se había incendiado, sólo se veían troncos caídos y cenizas. Mi reacción natural fue decir: "¡Qué desastre!" Poco después apareció un gran cartel que decía: "Incendios que dan vida". El fuego forma parte del sistema de regeneración de un bosque. Cantidad de semillas permanecen encerradas en las piñas hasta que el calor de un incendio las libera. Las cenizas fertilizan el campo. Gracias a incendios de hace 30 años tenemos ahora bosques espléndidos.

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Es necesario ver el conjunto en perspectiva. La oración es el mirador.

Cuando el sufrimiento y el misterio se hacen presentes en la propia vida, tenemos en las manos un momento privilegiado para hacer oración. No necesariamente se encuentran respuestas; más aún, rara vez se encuentran explicaciones lógicas a lo que sucede, pero es tiempo fecundo para crecer en el conocimiento personal, para reconocer los propios límites, dejarse interpelar por Dios que nos llama a la conversión y anclar la vida en una confianza inquebrantable en la providencia de Dios.

remolino
La historia es como un río que lleva su curso; en el camino encuentra tropiezos y remolinos, pero sigue su curso. Y el Plan de Dios se cumplirá. "En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo." (Jn 16,33)
"Yo confío en ti, Señor,
te digo: ‘tú eres mi Dios’.
En tus manos están mis azares (…);
qué bondad tan grande, Señor,
reservas para tus fieles,
y concedes a los que a ti se acogen”.
Cuando Dios permite que suframos sus hijos, nos ofrece una oportunidad de purificación y, sobre todo, de alguna manera nos dice: “No busques más razones, me tienes a mí como respuesta”.
"Yo decía en mi ansiedad:
"me has arrojado de tu vista";
pero tú escuchaste mi voz suplicante
cuando yo te gritaba".
Tu oración la escucha el mismo Dios que vio en la cruz a su único Hijo, Jesucristo: el crucificado que redimió a la humanidad.
La presencia infalible de Dios Padre y el ejemplo silencioso de Cristo crucificado se manifiestan a la hora de la prueba como una nueva epifanía del amor personal de Dios en tu vida. No hay manera de demostrarlo, pero quizá es una experiencia que habrás vivido más de alguna vez. Cuando abres la puerta de la fe, Él te ayuda a encajar el golpe, a recuperar la paz y a experimentar con más fuerza aún su paternidad.
Piénsalo un poco. En tu propio sufrimiento, al cabo de los años, ¿has experimentado de alguna manera la mano Providente de Dios? Si no es así, convérsalo con Él.
P. Evaristo Sada LC
http://www.la-oracion.com