Cuanto más alto queramos el edificio de la vida espiritual más hondos cimientos de humildad debemos cavar. (San Agustín)

Oración por la Paz del Papa Juan Pablo II

Dios de infinita misericordia y bondad,
con corazón agradecido te invocamos hoy en esta
tierra que en otros tiempos
recorrió San Pablo.

Proclamó a las naciones la verdad de que en
Cristo Dios reconcilió al mundo consigo. Que tu
voz resuene en el corazón
de todos los hombres y mujeres,
cuando los llames a seguir
el camino de reconciliación y paz,
y a ser misericordiosos como tú.

Señor, tú diriges palabras de paz
a tu pueblo y a todos
los que se convierten a ti de corazón.
Te pedimos por los pueblos de
Oriente Próximo.

Ayúdales a derribar las barreras
de la hostilidad y de la división
y a construir juntos un mundo
de justicia y solidaridad.

Señor, tú creas cielos nuevos
y una tierra nueva.
Te encomendamos a los jóvenes
de estas tierras.

En su corazón aspiran
a un futuro más luminoso;
fortalece sus decisión de ser hombres
y mujeres de paz y heraldos
de una nueva esperanza para sus pueblos.
Padre, tú haces germinar
la justicia en la tierra.

Te pedimos por las autoridades civiles
de esta región,
para que se esfuercen por satisfacer
las justas aspiraciones de sus pueblos
y eduquen a los jóvenes
en la justicia y en la paz.

Impúlsalos a trabajar generosamente
por el bien común y a respetar
la dignidad inalienable de toda persona
y los derechos fundamentales que derivan de la
imagen y semejanza del Creador
impresa en todo ser humano.

Te pedimos de modo especial
por la autoridades de
esta noble tierra de Siria.

Concédeles sabiduría, clarividencia
y perseverancia;
no permitas que se desanimen
en su ardua tarea de construir
la paz duradera,
que anhelan todos los pueblos.
Padre celestial, en este lugar
donde se produjo la conversión
del apóstol San Pablo,
te pedimos por todos los que creen
en el evangelio de Jesucristo.

Guía sus pasos en la verdad y en el amor.
Haz que sean uno, como tú eres uno
con el Hijo y el Espíritu Santo.

Que testimonien la paz que supera todo
conocimiento y la luz que triunfa
sobre las tinieblas de la hostilidad,
del pecado y de la muerte.

Señor del cielo y de la tierra,
Creador de la única familia humana,
te pedimos por los seguidores
de todas las religiones.

Que busquen tu voluntad en la oración
y en la pureza del corazón,
y te adoren y glorifiquen tu santo nombre.
Ayúdales a encontrar en ti la fuerza
para superar el miedo y la desconfianza, para que
crezca la amistad
y vivan juntos en armonía.

Padre misericordioso,
que todos los creyentes encuentren
la valentía de perdonarse unos a otros,
a fin de que se curen las heridas del pasado y no
sean un pretexto
para nuevos sufrimientos en el presente.

Concédenos que esto se realice
obre todo en Tierra Santa,
esta tierra que bendijiste
con tantos signos de tu Providencia
y donde te revelaste como Dios de amor.

A la Madre de Jesús,
la bienaventurada siempre Virgen María,
le encomendamos a los hombres
y a las mujeres que viven en la tierra
donde vivió Jesús.

Que, al seguir su ejemplo,
escuchen la palabra de Dios
y tengan respeto y compasión
por lo demás, especialmente
por los que son diversos de ellos.

Que, con un solo corazón y una sola mente,
trabajen para que todo el mundo sea
una verdadera casa para todos sus pueblos.
¡ Paz! ¡Paz! ¡Paz! 
Amén.

Oración para la causa de la Beatificación del Cardenal Mons. François-Xavier Card. Nguyên Van Thuân

Dios Omnipotente y Eterno,
Padre, Hijo y Espíritu Santo,
Te doy gracias
por haber donado a la Iglesia
el testimonio heroico
del Cardenal François-Xavier Nguyên Van Thuân.
La sufrida experiencia de la cárcel,
vivida en unión con Cristo Crucificado
y bajo la maternal protección de María,
forjó un testigo fúlgido,
para la Iglesia y para el mundo,
de unidad y de perdón, de justicia y de paz.
Su amable persona y su ministerio episcopal
irradiaron la luz de la fe,
el entusiasmo de la esperanza y el ardor de la caridad.
Concédeme ahora, por su intercesión,
según Tu Voluntad, la gracia que imploro,
con la esperanza de verlo pronto elevado
al honor de los altares. ¡Amén!

Con aprobación eclesiástica
+ Giampaolo Crepaldi
16 de septiembre de 2007

Quien reciba gracias o milagros, favor de informar a la Postulación de la Causa, a la siguiente dirección: Pontificio Consejo «Justicia y Paz», Piazza San Calisto, 16 - 00120 Ciudad del Vaticano.

Para conocer su vida visite aquí

Oración para la visita de Papa Francisco a Ecuador

Oh Dios Padre, la noticia de la visita de tu servidor, el Papa Francisco,
ha fortalecido en nuestros corazones la alegría de ser Cristianos,
discípulos de tu Hijo Jesucristo e hijos de su Iglesia, nuestra Madre.

Mientras imploramos que este esperanzador propósito
del Santo Padre se haga realidad, te rogamos, Señor,
que en este tiempo de espera, nuestras familias se preparen
siendo verdaderas iglesias domésticas, bendecidas y fortalecidas
por el Sacramento del Matrimonio.

Nuestras comunidades cristianas encuentren nuevo vigor
en el testimonio gozoso del Evangelio. Nuestras Parroquias
sean verdaderos lugares de encuentro y de servicio a los pobres e indefensos.

Nuestras Iglesias particulares sean signos de comunión y fraternidad.
Así formaremos la gran familia de tus hijos, Padre,
que con el Hijo y el Espíritu Santo vives y reinas, por los siglos de los siglos.
Santa María, Estrella de la evangelización,
Ruega por nosotros.
Amén.

Oración para la visita de Papa Francisco a Bolivia

Bendice, Señor,
al Papa Francisco, el Pastor que nos visita,
para que sea, en medio nuestro,
el profeta que te indica.

Su palabra nos oriente,
sus manos nos bendigan.
Su mirada nos acaricie,
para que nos sintamos
tu pueblo, Señor.

Traiga paz a nuestras casas,
calor de hogar a nuestras familias y la alegría del Evangelio,
a toda Bolivia.

Su paso por nuestra tierra,
sea brisa que nos alivia.
Y el pan de la eucaristía,
partido para la vida del mundo,
sea tu reino que se anticipa.

Que el Dios de la vida,
Jesús, su imagen viva
y el espíritu santo,
acompañen su camino,
por estas tierras,
bendecidas con su venida. Amén.

Oración al Espíritu Santo

“Señor mira a tu pueblo que espera el Espíritu Santo,
mira a los jóvenes, a las familias, a los niños,
a los enfermos, a los sacerdotes, a los consagrados,
a los obispos, mira a todos.

Concédenos la santa ebriedad del Espíritu,
la que hace hablar todos los idiomas, de la caridad,
siempre cerca de los hermanos y hermanas
que tienen necesidad de nosotros.

Enséñanos a no luchar entre nosotros
para tener un poco más de poder,
a amar más a la Iglesia que es nuestro partido,
enséñanos a tener el corazón abierto
para recibir el Espíritu.

Envía tu espíritu sobre nosotros. Amén”.