Ven, Jesús mi salvador, divino cordero; ven a mí, dulce Señor, ¡oh mi Dios, mi amor! Te doy mi alabanza y mi corazón. En ti siempre espero, aumenta mi fe; con amor sincero te recibiré. En esta apariencia, divino manjar, tu santa presencia quieres ocultar. ¡Oh sabiduría, eterno Señor; ven en este día, ven a darme tu amor! Jesús de mi vida; nunca mas pecar; solo a ti rendida, mi alma quiere amar. Amén.
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