Amor de las almas

Jesús, amor de las almas, compañero en las jornadas, tan cercano y asequible que en mi tienes tu morada. Encarnado como hombre, tu divinidad ocultas y al hacerte Eucaristía, por completo te despojas. En tu presencia se rinden los coros celestiales y en la tierra no se aprecia que te quedes con nosotros. De tu costado nacida, en la Iglesia sigues vivo con tu gracia y sacramentos das la vida al redimido. Jesucristo, león fuerte y cordero obediente, en tu corazón conforten su valor las almas débiles. Por el padre coronado, el Señor de la tierra y del cielo, nos envié su consolador que nos guíe en el reino eterno.

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