¡Oh Inmaculado Corazón de María, traspasado de dolor por las injurias con que los pecadores ultrajan tu Santísimo nombre y tus excelsas prerrogativas! Aquí tienes, postrado a tus pies, un indigno hijo tuyo que, agobiado por el peso de sus propias culpas, viene arrepentido y lloroso, y con ánimo de reparar las injurias que, a modo de penetrantes flechas, dirigen contra Ti, hombres insolentes y malvados.
Deseo reparar, con este acto de amor y rendimiento que hago delante de tu amantísimo Corazón, todas las blasfemias que se lanzan contra tu sagrado nombre, todos los agravios que se infieren a tus excelsas prerrogativas y todas las ingratitudes con que los hombres corresponden a tu maternal amor e inagotable misericordia.
Acepta, ¡oh Corazón Inmaculado!, esta pequeña demostración de mi filial cariño y justo reconocimiento, junto con el firme propósito que hago de serte fiel en adelante, de salir por tu honra cuando la vea ultrajada y de propagar tu culto y tus glorias. Concédeme, ¡oh Corazón amabilísimo!, que viva y crezca incesantemente en tu santo amor, hasta verlo consumado en la gloria. Amén.
(Rezar tres Avemarías en honra del poder, sabiduría y misericordia del Inmaculado Corazón de María, menospreciado por los hombres).
Terminar con las siguientes jaculatorias u oraciones breves:
¡Oh Corazón Inmaculado de María, compadécete de nosotros!
Refugio de pecadores, ruega por nosotros.
¡Oh dulce Corazón de María, sed la salvación mía!
(Padre Nuestro, Avemaría y gloria por las intenciones del Papa).
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