(Para rezar por la tarde)
¡Señor!,
ha terminado una jornada más en el camino de mi vida.
Este trozo de tiempo he procurado hacerlo,
con los ojos y el corazón fijos en Ti
y en el pabellón bendito de mi Patria.
¡Señor!, si algo bueno he hecho,
te suplico que lo escribas en el haber del Libro de la Vida,
y si por mi fragilidad humana hice algo malo,
se pierda en el abismo de tu gran misericordia.
Que en esta noche, Señor,
mis fuerzas encuentren un descanso reparador,
y mi espíritu no se aniquile con el pecado.
Que tus ángeles vigilen mi sueño.
¡Madre de la Merced!, que tu manto inmaculado
cubra y proteja a nuestro querido Pabellón Nacional
y a todos sus fieles servidores.
Amén.
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